La lluvia de meteoritos que ha dejado alrededor de 700 heridos en la región de Cheliábinsk, en los montes Urales, es ya el accidente de mayores consecuencias originado por un cuerpo celeste en la Tierra en los últimos años y recuerda que nuestro planeta no es ajeno a los objetos provenientes del espacio exterior. Estos son algunos de los más famosos.
Tunguska: cayó en junio de 1908, sobre las proximidades del río Podkamennaya, en Tunguska. Su impacto contra La Tierra provocó una energía mil veces mayor que la de la bomba de Hiroshima, tal y como registraron numerosas estaciones sismográficas y hasta por una estación barográfica en el Reino Unido. La detonación ha sido atribuida a un cometa. Debido a que no se ha recuperado ningún fragmento, se maneja la teoría de que fue un cometa formado por hielo, aunque los estudios de tres científicos norteamericanos concluyeron que la explosión de Siberia se debió probablemente a la caída de un meteorito de piedra de 30 metros de diámetro. Al no alcanzar la superficie, no se produjo ningún tipo de cráter pero sí incendió y derribó árboles en un área de 2.150 kilómetros cuadrados.
Hoba: es el meteorito más grande jamás encontrado y la masa natural de hierro más grande sobre la superficie de la tierra. Se descubrió en 1920 en la granja Hoba, en la región oriental de Namibia. No ha sido movido desde que impacto hace 80.000 años. Este objeto, de 66 toneladas, tampoco dejó cráter ya que al parecer la atmósfera desaceleró el cuerpo, haciendo que cayera a velocidad terminal. A esta velocidad, el meteorito permaneció básicamente intacto, y el impacto de baja energía con la superficie causó poca excavación.
Willamette: Este objeto metálico fue descubierto en 1902 en Oregón. En el lugar donde se halló no hay restos de ningún cráter , así que una de las hipótesis es que realmente cayó en Canadá y fue transportado hasta Oregón. Se encuentra expuesto en el Museo Americano de Historia Natural.
Sijoté-Alín: Se trata de un meteorito metálico caído en Rusia en el año 1947, en las montañas de Sijoté-Alín, a 400 kilómetros de Vladivostok. El estruendo y el fogonazo se pudo detectar en un radio de 300 kilómetros a la redonda. Una estela de humo de aproximadamente 32 kilómetros permaneció en el cielo durante varias horas. Se calcula que el peso de este objeto rondaba entre los 20 y 23 toneladas en el momento de entrar en la atmósfera.
Yucatán: Un meteorito de 10 kilómetros de diámetro cayó hace 65,5 millones de años sobre la península mexicana de Yucatán. La teoría más aceptada es que este objeto puso fin a la era de los dinosaurios y afectó al 70% de las especies.
Antártida: El cráter de mayores dimensiones originado por un meteorito en La Tierra, fue hallado en 2006 en la zona oriental de la Antártida y tiene unos 480 kilómetros de diámetro. El cráter está sepultado a una profundidad de casi dos kilómetros bajo el hielo y se calcula que el impacto del meteorito se produjo hace 250 millones de años.
Pocos daños
Los casos en los que fragmentos de un meteorito han alcanzado La Tierra son múltiples, pero en cambio son muy escasas las ocasiones en las que hay evidencias firmes de que hayan causado daños. En septiembre de 1999 un pequeño meteorito cayó sobre una casa de Kobe (Japón) tras perforar el tejado, sin ocasionar ningún herido. La roca se fragmentó en dos piezas al impactar con la casa, la mayor de las cuales medía 5 centímetros y pesaba 60 gramos.
En marzo de 2003 una lluvia de meteoritos, de entre 1 y 10 centímetros de diámetro, cayó sobre los estados de Illinois, Indiana, Ohio y Wisconsin, en el medio oeste estadounidense. No se registraron heridos, aunque en dos casas los objetos atravesaron los techos.
En España, se han registrado en la última década dos impactos destacados de meteoritos:
El 4 de enero de 2004, en Villalbeto de la Peña (Palencia)
y otro en Puerto Lápice (Ciudad Real), el 10 de mayo de 2007.
Artículo realizado por Victoriano Canales Cerdá